No recuerdo con certeza desde cuándo no visitaba un hospital en plan de paciente.
Bueno, sí sé, fue hace dos años cuando llegué con un hueso fracturado y un ligamento con esguince pero en ese caso no tenía mucha opción.
De ahí en fuera soy poco afecto a ir al médico, creo que confío en exceso en mi factor de curación.
En fin, martes por la tarde, en el trabajo, Lucas siente que un alien está a punto de salir de su pecho. Era un dolor que ya había sentido antes pero nunca tan fuerte y por tanto tiempo.
Como en otras ocasiones, supuse que en un par de minutos me sentiría bien pero no.
El dolor aumentaba, me puse pálido y comencé a sudar.
De inmediato, como cualquier persona normal, solicité ayuda a través del msn aunque olvidé que no tengo en mis contactos más que una doctora que rara vez se conecta.
Pero bueno, la sabiduría popular siempre tiene un remedio así que me llovieron soluciones, de entre todas, la más lógica era que me tomara un par de buscapinas.
Así lo hice y sirvió de nada. Pasaron los minutos y decidí ir al hospital.
Cuando llegué, no sé qué cara tendría que apenas terminé de llenar los formularios ya me estaban pasando al cuarto, pidiéndome que me desvistiera y haciéndome las preguntas de rutina.
Justo cuando sentía que ahora sí, el alien saldría para devorarse a todo el personal médico, llegó el doctor, me revisó y sentenció:
"Espasmos esofágicos", dijo.
"Ahora le damos unas pastillas y regreso en unos minutos a ver cómo sigue".
Apenas salió del cuarto, recargué mi cabeza y me quedé dormido.
El alien estaría tranquilo al menos un par de meses más.
Cuando me dieron de alta, obviamente pregunté lo más importante y las respuestas me tranquilizaron.
-No tengo que dejar de fumar.
-No tengo que dejar de beber.
-No tengo que dejar de tomar café.
Life is good!
Bueno, sí sé, fue hace dos años cuando llegué con un hueso fracturado y un ligamento con esguince pero en ese caso no tenía mucha opción.
De ahí en fuera soy poco afecto a ir al médico, creo que confío en exceso en mi factor de curación.
En fin, martes por la tarde, en el trabajo, Lucas siente que un alien está a punto de salir de su pecho. Era un dolor que ya había sentido antes pero nunca tan fuerte y por tanto tiempo.
Como en otras ocasiones, supuse que en un par de minutos me sentiría bien pero no.
El dolor aumentaba, me puse pálido y comencé a sudar.
De inmediato, como cualquier persona normal, solicité ayuda a través del msn aunque olvidé que no tengo en mis contactos más que una doctora que rara vez se conecta.
Pero bueno, la sabiduría popular siempre tiene un remedio así que me llovieron soluciones, de entre todas, la más lógica era que me tomara un par de buscapinas.
Así lo hice y sirvió de nada. Pasaron los minutos y decidí ir al hospital.
Cuando llegué, no sé qué cara tendría que apenas terminé de llenar los formularios ya me estaban pasando al cuarto, pidiéndome que me desvistiera y haciéndome las preguntas de rutina.
Justo cuando sentía que ahora sí, el alien saldría para devorarse a todo el personal médico, llegó el doctor, me revisó y sentenció:
"Espasmos esofágicos", dijo.
"Ahora le damos unas pastillas y regreso en unos minutos a ver cómo sigue".
Apenas salió del cuarto, recargué mi cabeza y me quedé dormido.
El alien estaría tranquilo al menos un par de meses más.
Cuando me dieron de alta, obviamente pregunté lo más importante y las respuestas me tranquilizaron.
-No tengo que dejar de fumar.
-No tengo que dejar de beber.
-No tengo que dejar de tomar café.
Life is good!