se salen de control, es imposible no saber que te darás un frentazo.
Ya lo dijo la cuñada favorita, eso del autocontrol y la prudencia es un gen que no dominamos muchos de quienes los fines de semana nos congregamos.
Ahora, después de un fin intenso, llega la cruda. La física y la moral.
A la primera te sobre pones con una aspirina, un suero o una chela.
A la segunda lo haces.... no tengo idea cómo pero cuando llega es capaz de retacarte el buche de todo lo que hiciste y no debiste hacer, o lo que no hiciste y tenías que hacer o lo que creíste que harías y tampoco hiciste y lo que juraste nunca hacer. En fin.
Fue cumpleaños del Palito de Pan y lo que parecía ser un festejo tranquilo, con pocos convocados, terminó una vez más en una fiesta fuera de control. Pero no bastó que el sábado aquello fuera un bacanal, no, teníamos que almorzar el domingo y disponernos a ver el partido con un six.
Por supuesto, en breves minutos hizo su aparición la gente que sabe que en aquellas tierras la fiesta sigue hasta que el cuerpo aguante.
Los Pumas empataron, las Águilas perdieron (lo cual tampoco es novedad), las carnes se asaron y las cervezas corrieron con singular alegría. El Jagger llegó, las risas y las bromas se dispararon. Mi cuerpo pidió clemencia y dormí temprano. A los demás les dejé el changarro encargado y el lunes desperté sin noticias que lamentar.
Ahora la gripe de puerco (porque no puedo dejar de mencionarla como lo hace el 98.7 por ciento de la gente en México) amenaza todo. Tanto, que en una medida inusitada por mi giro laboral, nos han mandado a todos a casa.
Próxima estación: Cumpleaños de Don Felipe. Puro General de División. La amenaza se cierne sobre los asistentes. Espero regresar para tenerles reportes.
Lo dicho... el mundo está mal.
Ya lo dijo la cuñada favorita, eso del autocontrol y la prudencia es un gen que no dominamos muchos de quienes los fines de semana nos congregamos.
Ahora, después de un fin intenso, llega la cruda. La física y la moral.
A la primera te sobre pones con una aspirina, un suero o una chela.
A la segunda lo haces.... no tengo idea cómo pero cuando llega es capaz de retacarte el buche de todo lo que hiciste y no debiste hacer, o lo que no hiciste y tenías que hacer o lo que creíste que harías y tampoco hiciste y lo que juraste nunca hacer. En fin.
Fue cumpleaños del Palito de Pan y lo que parecía ser un festejo tranquilo, con pocos convocados, terminó una vez más en una fiesta fuera de control. Pero no bastó que el sábado aquello fuera un bacanal, no, teníamos que almorzar el domingo y disponernos a ver el partido con un six.
Por supuesto, en breves minutos hizo su aparición la gente que sabe que en aquellas tierras la fiesta sigue hasta que el cuerpo aguante.
Los Pumas empataron, las Águilas perdieron (lo cual tampoco es novedad), las carnes se asaron y las cervezas corrieron con singular alegría. El Jagger llegó, las risas y las bromas se dispararon. Mi cuerpo pidió clemencia y dormí temprano. A los demás les dejé el changarro encargado y el lunes desperté sin noticias que lamentar.
Ahora la gripe de puerco (porque no puedo dejar de mencionarla como lo hace el 98.7 por ciento de la gente en México) amenaza todo. Tanto, que en una medida inusitada por mi giro laboral, nos han mandado a todos a casa.
Próxima estación: Cumpleaños de Don Felipe. Puro General de División. La amenaza se cierne sobre los asistentes. Espero regresar para tenerles reportes.
Lo dicho... el mundo está mal.