jueves, enero 28, 2010

Un paso más

Cruz Azul recibía a Pumas en el Estadio Azteca para los Cuartos de Final, creo que fue en 1995.
No recuerdo los detalles pero sí que Pumas estaba a punto de avanzar a Semifinal cuando les marcaron un penalti en contra en los últimos minutos.
Para cobrarlo se perfiló Julio Zamora, para atajar lo hizo Jorge Campos.
La tensión era evidente mientras aguardábamos el desenlace.
Zamora disparó y Campos detuvo el tiro.... todo fue gritos de felicidad y saltos de alegría hasta que Guadalupe Cruz, el lateral de la Máquina, tomó el contraremate y tocó el balón que se coló entre las piernas del Brody para el gol cementero y la eliminación de los Pumas.
Ahora mismo lo recuerdo porque creo que fue el primer partido que vimos juntos.
A partir de ese momento sería imposible nombrar el número de veces que fuimos al estadio a entonar el himno, a gritar un Goya y a beber cualquier cantidad de litros de cerveza.
Eso fue apenas un vistazo de lo que acostumbrábamos hacer cuando estábamos juntos, eso y los chistes que muchas veces sólo tú y yo entendíamos, las burlas que no perdonaron a nadie, ni a nosotros mismos o las peleas, intensas, que sosteníamos de manera casi tan frecuente como las bromas.
También recuerdo los momentos en que estuviste ahí para levantarme, para decirme algo que me sacara de un letargo que duró muchos meses o para pedir que fuera yo quien te orientara en algunas de tus decisiones.
Chale... esto ya parece otro de sus post nostálgicos que juré ya nunca más iba a escribir pero no, aunque sí estoy triste, ahora es por una buena razón.
Pocas personas se dieron cuenta o pocos fueron quienes me comentaron que sabían que me iba a afectar la despedida, que no iba a ser fácil decir adiós a quien fue mi cómplice en casi todas mis locuras.
Lo vi hace rato, cuando nos despedimos, fieles a la costumbre, nos dijimos adiós como si nos fuéramos a encontrar ahora que regrese de viaje pero la realidad es que no será así.
Cuando vuelva a casa ya no estarás porque estarás llegando a una gran aventura que tienes por delante y en la que sé que vas a triunfar porque no hay nada que lo impida.
Aunque se lea como nostalgia, sólo trato de dejar manifiesto todo el apoyo que tienes en mí y que, como nuestra relación, sólo tú y yo podemos entender.


jueves, enero 07, 2010

¡Pulgares opuestos!


Se supone, según la teoría de la evolución, que los pulgares opuestos son la mejor evidencia del desarrollo que ha tenido el hombre... eso dicen.

Yo tengo graves dudas cuando esos pulgares opuestos, que nos diferencian del resto de los primate, se convierten en un estorbo para usar correctamente un Blackberry.

Sí, sucumbí a la tentación y me hice de uno de esos que algunos llaman 'smartphones' (aún estoy tratando de entender por qué les dicen inteligentes).

No debí hacerlo.... el proceso de compra fue la clave que pasé por alto y que espero no se convierta en una maldición que me persiga los próximos 24 meses que esté atado a Isuacell con un contrato que me costaría mi alma y mi fortuna en caso de siquiera pretender cancelarlo.

Lucas se apersonó (este año mi propósito será usar palabras que muchos de ustedes ni yo entendamos) en la tienda en donde una vendedora, de escote generoso, y toooooooonta como ella sola me ofreció el teléfono.

Media hora, me dijo. En máximo 30 minutos te lo damos activado y con un súper precio.

Ok, ahí caí. El gancho fue evidente. Era algo rápido, de buen precio y vendido por un bonito par de boobies. ¿Quién diría que no?

El proceso, que comenzó alrededor de las 16:00, se extendió hasta casi las 21:00 horas. En cada amague (nótese que cumplo mi propósito de Año Nuevo) de irme, Susanita, nombre de la vendedora, se inclinaba sobre su escritorio con una táctica deplorable y de baja calaña que me dejaba ver y dejaba entrever su intención.

La mujer resultó la peor vendedora en la historia. Tuve que dibujarle un croquis con mi dirección, rellenar los formularios al menos cuatro veces y esperar que lo lograra.

Pero en cada soplido de frustración aparecía su escote como carnada imposible de ignorar.

Al final lo tuve y comenzó lo peor: aprender a usarlo.

Recurrí a Giuseppina, gurú de las últimas tecnologías y casi asesora personal de James Cameron para la filmación de Avatar, para que orientara. Lo logró aunque, como podía esperar, las festividades navideñas dieron al traste sus enseñanzas.


"Ojalá que 2010 signifique un mejor ano para ti"

No, no, no.... otra cosa.


"Que el siguiente ano sea mejor"

Aún se podía prestar a confusiones


"Quiero un ano como el tuyo"

Capaz de herir susceptibilidades


"Por un ano lleno de alegría"

No faltará el malpensado



"Anio, 365 días, 12 meses... los sinónimos se agolpaban en mi cabezota congelada por estar en el Ángel de la Independencia esperando que las reumas dejaran a Emmanuel cantar y ¿bailar?.


Ni modo, así se fueron los primeros mensajes de mi BB, hasta hoy, que en un rato de ociosidad encontré que sí existe la Ñ.

Bendita Ñ, siempre vilipendiada (ahora hasta yo me apantallé) y rebajada por el resto de las letras del abecedario que se las dan de muy muy.

¡Nunca más!