Cruz Azul recibía a Pumas en el Estadio Azteca para los Cuartos de Final, creo que fue en 1995.
No recuerdo los detalles pero sí que Pumas estaba a punto de avanzar a Semifinal cuando les marcaron un penalti en contra en los últimos minutos.
Para cobrarlo se perfiló Julio Zamora, para atajar lo hizo Jorge Campos.
La tensión era evidente mientras aguardábamos el desenlace.
Zamora disparó y Campos detuvo el tiro.... todo fue gritos de felicidad y saltos de alegría hasta que Guadalupe Cruz, el lateral de la Máquina, tomó el contraremate y tocó el balón que se coló entre las piernas del Brody para el gol cementero y la eliminación de los Pumas.
Ahora mismo lo recuerdo porque creo que fue el primer partido que vimos juntos.
A partir de ese momento sería imposible nombrar el número de veces que fuimos al estadio a entonar el himno, a gritar un Goya y a beber cualquier cantidad de litros de cerveza.
Eso fue apenas un vistazo de lo que acostumbrábamos hacer cuando estábamos juntos, eso y los chistes que muchas veces sólo tú y yo entendíamos, las burlas que no perdonaron a nadie, ni a nosotros mismos o las peleas, intensas, que sosteníamos de manera casi tan frecuente como las bromas.
También recuerdo los momentos en que estuviste ahí para levantarme, para decirme algo que me sacara de un letargo que duró muchos meses o para pedir que fuera yo quien te orientara en algunas de tus decisiones.
Chale... esto ya parece otro de sus post nostálgicos que juré ya nunca más iba a escribir pero no, aunque sí estoy triste, ahora es por una buena razón.
Pocas personas se dieron cuenta o pocos fueron quienes me comentaron que sabían que me iba a afectar la despedida, que no iba a ser fácil decir adiós a quien fue mi cómplice en casi todas mis locuras.
Lo vi hace rato, cuando nos despedimos, fieles a la costumbre, nos dijimos adiós como si nos fuéramos a encontrar ahora que regrese de viaje pero la realidad es que no será así.
Cuando vuelva a casa ya no estarás porque estarás llegando a una gran aventura que tienes por delante y en la que sé que vas a triunfar porque no hay nada que lo impida.
Aunque se lea como nostalgia, sólo trato de dejar manifiesto todo el apoyo que tienes en mí y que, como nuestra relación, sólo tú y yo podemos entender.
No recuerdo los detalles pero sí que Pumas estaba a punto de avanzar a Semifinal cuando les marcaron un penalti en contra en los últimos minutos.
Para cobrarlo se perfiló Julio Zamora, para atajar lo hizo Jorge Campos.
La tensión era evidente mientras aguardábamos el desenlace.
Zamora disparó y Campos detuvo el tiro.... todo fue gritos de felicidad y saltos de alegría hasta que Guadalupe Cruz, el lateral de la Máquina, tomó el contraremate y tocó el balón que se coló entre las piernas del Brody para el gol cementero y la eliminación de los Pumas.
Ahora mismo lo recuerdo porque creo que fue el primer partido que vimos juntos.
A partir de ese momento sería imposible nombrar el número de veces que fuimos al estadio a entonar el himno, a gritar un Goya y a beber cualquier cantidad de litros de cerveza.
Eso fue apenas un vistazo de lo que acostumbrábamos hacer cuando estábamos juntos, eso y los chistes que muchas veces sólo tú y yo entendíamos, las burlas que no perdonaron a nadie, ni a nosotros mismos o las peleas, intensas, que sosteníamos de manera casi tan frecuente como las bromas.
También recuerdo los momentos en que estuviste ahí para levantarme, para decirme algo que me sacara de un letargo que duró muchos meses o para pedir que fuera yo quien te orientara en algunas de tus decisiones.
Chale... esto ya parece otro de sus post nostálgicos que juré ya nunca más iba a escribir pero no, aunque sí estoy triste, ahora es por una buena razón.
Pocas personas se dieron cuenta o pocos fueron quienes me comentaron que sabían que me iba a afectar la despedida, que no iba a ser fácil decir adiós a quien fue mi cómplice en casi todas mis locuras.
Lo vi hace rato, cuando nos despedimos, fieles a la costumbre, nos dijimos adiós como si nos fuéramos a encontrar ahora que regrese de viaje pero la realidad es que no será así.
Cuando vuelva a casa ya no estarás porque estarás llegando a una gran aventura que tienes por delante y en la que sé que vas a triunfar porque no hay nada que lo impida.
Aunque se lea como nostalgia, sólo trato de dejar manifiesto todo el apoyo que tienes en mí y que, como nuestra relación, sólo tú y yo podemos entender.