Aviso parroquial

Les platico, en mi H.H.H. centro laboral me han solicitado cinco prospectos para suscriptores.
¿Qué hizo Lucas cuando supo de esta medida? Tomar de su celular los nombres de algunos de sus amigos y pasarlos con todo y número celular al área de ventas para que esta los acose sin cuartel hasta que compren.
La dinámica es sencilla, ustedes pagan, yo gano un bono y quizá hasta les invite unas chelas.
Ya veré.
Ya van cinco nombres propuestos pero si acaso me pidieran más... pues regresaré al celular.
Luego no digan que no les avisé.

Desde Veracruz

Ahora reporto desde el puerto jarocho. Vine a perseguir a Marc Anthony y ya lo conseguí.
Claro, para ello tuve que estar inmiscuido en una persecución en auto digna de cualquier película de acción. ¡Vaya! con decir que en más de una ocasión sentí que no la librábamos, pero finalmente conseguimos LA foto que tanto habían pedido.
(Se las iba a poner pero ni modo de quemarme yo solo, así que compren el periódico del domingo si la quieren ver)

La ciudad no es mi favorita, aunque tiene su encanto. Por ejemplo, probé una bebida que se llama torito, está hecha con leche, alcohol del 96 y frutas. Probé la de coco y estaba buena, aunque imagino que un par de esas y quedas out. Yo sólo tomé una como mera precaución.

En un par de horas trataré de infiltrarme al hotel del susodicho ahora que estoy metidísimo en mi nuevo rol de paparazzo.

Y ya, les iba a contar como siento pero decidí mantener mi promesa y no decir nada.

P.D.
¿Cuenta si les digo que extraño mucho?
Creo que en estos días me di cuenta de lo solitario que puede ser mi trabajo, y de la reconexión que puede lograr una llamada telefónica o un mensaje.
La buena noticia es que descubrí en un amigo a mi gurú metafísico. No es broma, me ha abierto los ojos de una manera increíble. Ya los mantendré al tanto de mis avances.

Y ya.

Un día surreal

Cuando empezaron eran seis, ahora son cinco y en la portada de su nuevo disco aparecen cuatro. Chale, puras ganas de complicarse la existencia.

Martes 15, por fin es quincena. Sufrí la última semana por cuestiones económicas gracias a mis escasas dotes matemáticas y a que el truco de multiplicar el pan todavía no lo perfecciono.
Finalmente llegó el ansiado día, que de no haber sido por otras cuestiones personales, que no voy a platicar porque ya les dije que no lo haré más en el blog, todo hubiera sido perfecto.
Bien, el día comenzó con una entrevista a los Chamos, emblema de la música venezolana ochentera, (ajá, sí) que ahora dicen que quieren reencontrarse con sus seguidores porque 20 años después se dieron cuenta de que aún tienen algo por ofrecer.
Más allá de apreciaciones estéticas por su música debo confesar que los cinco son bastante amigables. La plática fluyó sin problemas e incluso reconocieron que aquello de que la nostalgia vende es real y ventajoso para sus finanzas.
Pues bien, al terminar la entrevista y en medio de las despedidas, los apretones de manos y los deseos de suerte, me pidieron que posara para una foto. WTF???
"Este pana es buena onda, tómate una foto con nosotros para subirla al facebook", me dijeron.
snif, snif, snif.... Ya no tengo facebook para checar si en verdad ya soy de sus amigos consentidos, ahí se los encargo ¿no?


Bueno, en la tarde me tocó, muy a regañadientes de mi parte, ir a la función de prensa en pantalla Imax de Batman: The Dark Knight.
¡¡No, no, no, no!!
¡Peliculón!!
Me dan ganas de destacar muchos puntos de ella pero tampoco se trata de meterles spoilers, así que nada más les puedo decir que corran a verla, en verdad no se arrepentirán.
En la escala de Lucas, la cinta se lleva un 9.5 de 10 posibles.

De lo demás, nada más diré que no soy todo lo que creen que soy. Puedo ser más o puedo ser menos, según la perspectiva de cada quien.

Cambio interno o de dirección

Últimamente he notado, como pocas veces me había sucedido antes, un naciente interés por lo que sucede en México. Y no me refiero únicamente a la sobremesa en la que se habla de los altos índices de delincuencia, del cambio climático que amenaza con inundar varios estados de la República o la clase política que nos gobierna.
He visto y escuchado, algunas veces con tristeza, otras con resignación y, las menos, con esperanza, hablar del rumbo que toma el país.
La mayoría de la gente coincide en que actualmente la situación es difícil, pocas oportunidades, mucha inseguridad y un futuro poco promisorio. Algunos han optado por buscar otros horizontes, otros se han quedado en México más por resignación que por convencimiento.
Yo creo firmemente en la posibilidad del cambio. Todavía creo que México tiene ante sí la oportunidad de reinventarse y convertirse en un mejor lugar.
Cambiar mi lugar de residencia sólo ha sido una opción siempre y cuando sea en mi país. Llámenle nacionalismo o síndrome del jamaicón pero prefiero enfrentar mil y un problemas a diario aquí y hacer lo que me toque por convertirlo en un mejor lugar a vivir en otro sitio, desentendiéndome de la problemática mexicana.
Aunque no critico a quienes desde alguna trinchera extranjera trabajan por México, sí lo hago contra quienes dedican su tiempo a quejarse, e idolatrar otros países y otras culturas y a denigrar 'a priori' las cosas mexicanas.
Seamos honestos, corrupción existe en todos lados. Abusos policiacos, burocracia e inseguridad también. Tampoco trato de decir que México es la mejor opción, únicamente que de nosotros depende que algún día así lo sea.
Yo por mi parte prefiero concentrarme en la esperanza de educar a mis hijos en un mejor país, en México.

Eso se llama hacer una mudanza y no pedazos.

Sabiduría sobre ruedas

Por fin, como un enviado del destino, un taxista me explicó las razones del fin del mundo.
Según él, bajo tierra, un puñado de científicos, entre los que aseguró había varios mexicanos, trabajan en experimentos con algo que él llamó 'célula de dios'. Tal cual.
Según su información, la idea es crear súper humanos. Algo así como la oveja Dolly en su máximo esplendor, experimentos genéticos.
La verdad es que quedé perplejo, no tuve argumentos para rebatirle, creo que en el fondo me asustó la idea. Ni siquiera me tranquilizó el hecho de que me explicara que sabía todo eso de muy buena fuente. Creo que todo venía de datos del amigo, del hermano, del primo, del compañero de la universidad de uno de sus mejores amigos que estaba conectadísimo.
Y no fue solo eso, el señor ruletero, no se explicaba cómo es que los hombres seguimos maltratando el planeta del modo que lo hemos hecho. Según él, ni siquiera porque diosito nos escribió en algún lado que el diluvio fue un castigo que nos merecíamos, ni siquiera por eso entendemos, y ahora seguimos en las mismas, esperando un diluvio que acabe con todos nosotros. Lo bueno es que ya se han acabado muchas especies animales así que seguro no sería necesaria un arca tan grande ¿no?
Y ya.

Bueno, nada más que alguien me explique la foto.
¿Ese también abueleó o qué?