Últimamente he notado, como pocas veces me había sucedido antes, un naciente interés por lo que sucede en México. Y no me refiero únicamente a la sobremesa en la que se habla de los altos índices de delincuencia, del cambio climático que amenaza con inundar varios estados de la República o la clase política que nos gobierna.
He visto y escuchado, algunas veces con tristeza, otras con resignación y, las menos, con esperanza, hablar del rumbo que toma el país.
La mayoría de la gente coincide en que actualmente la situación es difícil, pocas oportunidades, mucha inseguridad y un futuro poco promisorio. Algunos han optado por buscar otros horizontes, otros se han quedado en México más por resignación que por convencimiento.
Yo creo firmemente en la posibilidad del cambio. Todavía creo que México tiene ante sí la oportunidad de reinventarse y convertirse en un mejor lugar.
Cambiar mi lugar de residencia sólo ha sido una opción siempre y cuando sea en mi país. Llámenle nacionalismo o síndrome del jamaicón pero prefiero enfrentar mil y un problemas a diario aquí y hacer lo que me toque por convertirlo en un mejor lugar a vivir en otro sitio, desentendiéndome de la problemática mexicana.
Aunque no critico a quienes desde alguna trinchera extranjera trabajan por México, sí lo hago contra quienes dedican su tiempo a quejarse, e idolatrar otros países y otras culturas y a denigrar 'a priori' las cosas mexicanas.
Seamos honestos, corrupción existe en todos lados. Abusos policiacos, burocracia e inseguridad también. Tampoco trato de decir que México es la mejor opción, únicamente que de nosotros depende que algún día así lo sea.
Yo por mi parte prefiero concentrarme en la esperanza de educar a mis hijos en un mejor país, en México.
He visto y escuchado, algunas veces con tristeza, otras con resignación y, las menos, con esperanza, hablar del rumbo que toma el país.
La mayoría de la gente coincide en que actualmente la situación es difícil, pocas oportunidades, mucha inseguridad y un futuro poco promisorio. Algunos han optado por buscar otros horizontes, otros se han quedado en México más por resignación que por convencimiento.
Yo creo firmemente en la posibilidad del cambio. Todavía creo que México tiene ante sí la oportunidad de reinventarse y convertirse en un mejor lugar.
Cambiar mi lugar de residencia sólo ha sido una opción siempre y cuando sea en mi país. Llámenle nacionalismo o síndrome del jamaicón pero prefiero enfrentar mil y un problemas a diario aquí y hacer lo que me toque por convertirlo en un mejor lugar a vivir en otro sitio, desentendiéndome de la problemática mexicana.
Aunque no critico a quienes desde alguna trinchera extranjera trabajan por México, sí lo hago contra quienes dedican su tiempo a quejarse, e idolatrar otros países y otras culturas y a denigrar 'a priori' las cosas mexicanas.
Seamos honestos, corrupción existe en todos lados. Abusos policiacos, burocracia e inseguridad también. Tampoco trato de decir que México es la mejor opción, únicamente que de nosotros depende que algún día así lo sea.
Yo por mi parte prefiero concentrarme en la esperanza de educar a mis hijos en un mejor país, en México.
Eso se llama hacer una mudanza y no pedazos.
2 comentarios:
Anoche justamente hablaba con un buen amigo de la desgracia de que las culturas de Mesoamérica (especialmente algunas como la azteca, la teotihuacana, la maya o la olmeca) se hubieran extinguido por diferentes razones.
No sé si fue el sentimiento de que yo siempre los he visto como culturas en punto y aparte y muy fregonas.
Te entiendo bien y también considero que quienes estamos aquí, buscándole sin huir, hacemos algo especial.
Todos ,os que amamos México nos quedamos aquí para poner nuestro esfuerzo y lograr un cambio positivo en nuestro hermoso país.
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