martes, noviembre 25, 2008

Lucas, el amigo de las estrellas

O casi.
Fue una semana movida.
De Houston a la Ciudad de México y luego Nueva York.
Más me vale que las millas acumuladas algún día sirvan de algo.
En fin, a la Gran Manzana fui con la encomienda de ver la película Australia y de paso charlar con sus protagonistas Hugh Jackman y Nicole Kidman. Por supuesto, esto último hacía que valiera la pena aún con todo y los reportes meteorológicos que indicaban que mi salud podría ser severamente vapuleada.
El viernes, por supuesto, tenía mil pendientes que debía dejar listos antes de retirarme a descansar. Entre ellos una entrevista con Gloria Trevi, placer culpable número 1 de Lucas, que se presentó este miércoles en el Auditorio Nacional y que me perdí. (Aún no sucede pero estoy seguro que así será)
Por fin cuando pude llegué a casa, preparé la maleta y todavía me dio tiempo de jugar un poco Call of Duty 4 antes de tener que despertar en la madrugada para llegar al aeropuerto a horas poco útiles para los viajeros solitarios.
Finalmente en Nueva York me encontré con un clima, tal y como lo había previsto, capaz de vulnerar mis de por sí bajas defensas. -8 ° centígrados marcaba el termómetro. Eso, para una persona apenas recuperándose de un fuerte cuadra de gripa, es como un shot de heroína para Kate Moss. Hagan de cuenta.
Imagino qué tan grave me veía que después de hacer el check-in en un hotel justo enfrente de Central Park (eso fue sólo por presumir) los mismos empleados me preguntaron si requería los servicios del médico del lugar.
Por supuesto aguanté estoico aunque encerrado en la habitación hasta el momento en que debía ir al cine. La cinta es buena, a secas, un drama de aventura que muestra a Kidman como una chica incapaz de perder el estilo aunque haya transportado 10 mil cabezas de ganado por el desierto australiano. Ya lo verán.
El domingo había que estar listo para la conferencia así que me dediqué a esperar. A eso y a ver la sexta temporada completa de Family Guy. Una maravilla.
La conferencia fue corta, apenas 30 minutos, pero valió totalmente la pena sobre todo por el final, que al menos para mí, tuvo.
Les explico, termina la conferencia, todos los reporteros tratan de subir a un elevador que los lleve a sus respectivos cuartos. Lucas por supuesto no logra subir sino hasta el cuarto o quinto intento.
Cuando finalmente estoy dentro pido amablemente que presionen el 9, el piso de mi cuarto. Me ignoran por completo y me resigno a ser el último en bajar.
Mientras pienso en eso, el elevador llegar al piso 12. Las puertas se abren y alguien las detiene. Nicole Kidman está a punto de subir. Lo hace. Quedamos lado a lado, sonrío nervioso y me devuelve la sonrisa. La gripa se ha ido, ahora es sudor de nervios.
Es espectacular la mujer aunque le llego a la altura del hombro.
Cuando se va y vuelvo a quedar solo pienso que eso es suerte y no tonterías.
Regreso al cuarto, arreglo mis cosas y me salgo a caminar con la misión de encontrar un regalo de cumpleaños adecuado. El iPod Touch se perfila como el ganador.
Mientras camino entre la sexta y la séptima me pierdo. Nada raro en mí y terminó cerca de no sé dónde diablos pero hay mucha gente. Camino hacia la bola (de gente) y veo que alguien da autógrafos. Me acerco tratando de identificar al fulano en cuestión pero no lo logro. En mi vida lo había visto.
Cuando se dispersa el gentío lo veo. Ahí está, mide como 1.30 metros, tiene barba y muchos lo conocimos por aquello de 'I see dead people'.
En efecto, Haley Joel Osment, el pequeño de Sexto Sentido y Cadena de favores, era el causante de la conmoción. Es tan pequeño que parece insignificante. La barba lo hace ver como duende.
Sigo mi camino en busca del preciado objeto que musicalice mi vida. Lo encuentro, es demasiado dinero. Veo juegos de video, dvd's y cd's que he buscado mucho tiempo. No compro nada.
Mi noche termina en un Subway comiendo, solo, un sandwich de meat balls.
Camino de vuelta al hotel, sin regalo, con sólo la imagen mental de dos celebridades que se cruzaron en mi camino.
No, no hay foto de ninguno de ellos. Tendrán que creerme. Ese viaje era única y exclusivamente para mí y mi soledad.

martes, noviembre 18, 2008

El cuerpo cortado.., ¡Así son las nalgas!

Tengo gripa y tos. O una de las dos, o un poco de ambas enfermedades, no sé.
El punto es que me siento fatal, me duele la garganta, tengo los ojos chillones y mucho sueño que se espanta con los escalofríos que cada tres minutos me recorren el lomo.
Ya tomé Afrinex y un jarabe Vick, para tos seca y con flema dice la etiqueta pero la verdad es que nada de eso me ha servido.
Imaginen que tan grave estoy, o me siento, que no he fumado en todo el día. Estoy a punto de cumplir 24 horas sin cigarro, capaz que aquí empieza el adiós definitivo al tabaco.
snif snif snif snif ya siento que lo extraño.
Fue un fin de semana extraño, de una fiesta que, como siempre, estuvo a punto de salirse de control pero que al final logró que estuvieran conmigo casi todas las personas que me interesaban, las demás explicaron sus razones para no ir y yo no soy nadie para juzgar si eran válidas o no.
Ahora lo único que me preocupa es mejorar pues el fin de semana vuelo a Nuevo York y las nevadas amenazan.
Pero lo bueno es que podré comprarme un regalo de cumpleaños. ¿sugerencias?
Creo que este es uno de los post más sinsentido que he escrito. Ni yo le entiendo. Perdonen es la gripa.
Ya me voy.

jueves, noviembre 13, 2008

¡Los Grammy!

Ya estoy en Houston, a menos de una hora de ir a la premiación de los Grammy latinos.
Por supuesto, pasar migración fue nuevamente una odisea, creo que estoy condenado a ir a segunda revisión por los siglos de los siglos o hasta que el Niño Dios disponga otra cosa.
UPDATE
Bien, ya volví de los premios y ahora sí, va el recuento.
Primero, como consejo que deben seguir al pie de la letra, nunca de los nuncas, hagan la maleta cuando ya esté el taxi esperando. Es muy mala idea, ahora lo digo por experiencia.
Porque de otro modo, ¿cómo me explico que no haya traído playera limpia o que trajera un cinturón que hace dos semanas me quedaba bien y que ahora parece tres tallas más grande?
El resultado es que ahora tengo que estar con camisa (porque de esas traje dos para ver cuál combinaba mejor) y con jeans. Nada grave pero tampoco es que uno esté acostumbrado a esas formalidades.
Luego, como lo dije, la revisión de migración parece que será un suplicio eterno. Maldita sea la hora en que rayaron en mi pasaporte el artículo &%$%& que dice que me tienen que jorobar cada vez que trate de ingresar a EU. Por más que les expliqué que una vez ya me regañaron por eso, no, se aferran a recordármelo cada vez que pueden y aunque al final me dejan pasar me hacen perder mucho tiempo.
Pues bien, llegué al hotel Lancaster, dicen aquí que es de lo mejorcito que hay, y pues no me quejo. Pero, siendo honestos, respondan.
¿Quién ha confundido crema humectante con acondicionador para cabello?
...
...
...
¿Nadie?
...
...
...
¿Seguros?

-Bueno, pues entonces soy el primero que por no leer las botellitas del baño se untó acondicionador en todo el cuerpo. Por supuesto, unas horas después la comenzón era poco menos que insoportable pero pues ya no había mucho por hacer, disimular, restregarme contra el asiento y concentrarme. Todo está en la mente. (Eso creo que se lo dijo Miyagi a Danielsan antes de que le pusieran una maraquiza de su tamaño en la primera peli)

-En fin, los Grammy. Bien, divertidos, platiqué un poco con Andrés Calamaro y con su productor Cachorro López. saludé a otros mexicanos que andaban por acá con la esperanza de regresar a casa con un premio y además fui al afterparty, que por cierto estuvo terrible pero bueno, tenía que ir. Pura cuestión profesional.

-Ahora voy de regreso a México porque mañana es mi cumpleaños y ni modo que los deje sin mi presencia ¿verdad? Tienen tiempo de ir a comprar regalo, es quincena así que no hay pretexto, sorpréndame, hagan feliz a un reportero emo que amenaza con quedarse en ese status por algún tiempo.

Y ya.

Lo triste de esto, que es un sueño a nivel profesional, es que no tengo a quien más me importa para compartirlo.
Bueno, desde aquí estas líneas para ella y mañana si es posible, la reseña completa.

viernes, noviembre 07, 2008

¡Los Cadillacs tocando para vos!

Justo unos minutos antes de comenzar el concierto recordaba cómo en 2002, con boleto en mano, me mandaron a Acapulco a trabajar. Nadie sabíamos que aquella era una despedida, ni siquiera los músicos lo sabían. Cuando algunos meses después se confirmó que los Cadillacs no tocarían más juntos odié aún más (si acaso fuera posible) a la que era mi jefa en esa época.
Sus canciones son de esas que han marcado distintas etapas de mi vida, muchas de ellas tienen significados que van más allá de lo que la letra dice al calce. Es algo que tiene que ver con etapas propias, con los momentos cuando las he escuchado y a últimas fechas con quien las había escuchado.
Gracias al trabajo pude platicar durante el último año un par de veces con Vicentico. Invariablemente le preguntaba por el reencuentro de la banda, al principio sólo reía y daba largas. En la última charla me lo confirmó, con la condición de no decirlo, obvio aunque moría de ganas respeté el acuerdo.
El día que los boletos salieron a la venta los boletos compré dos previniendo que mi estancia en la ciudad de México, como algunos de ustedes saben, no sería tan larga aunque al final las cosas no salieron como yo lo esperaba.
Al final aquí sigo y pude ir sin tantos contratiempos y verlos en vivo fue recordar por qué me apasiona mi trabajo.
Volví a sentir el cosquilleo de ver a tu banda favorita en vivo, de saltar y cantar todas sus canciones, de estar atento a los detalles que después dieran forma a la crónica e incluso de añorar cuando el tema lo ameritaba.
Cantaron todas las que quería escuchar, incluso más. Difícil escoger una favorita pero me quedo con El Satánico Doctor Cadillac, Demasiada presión, Padre Nuestro, Basta de llamarme así y Estoy harto de verte con otros.
Justo ayer platicaba con un amigo sobre la desensibilización que a veces se apodera de quienes vamos, por gusto o necesidad, a cuatro conciertos a la semana. La mayoría de las veces no permitimos que la emoción nos invada pues todo se vuelve lo mismo, repetitivo, la misma gente en el mismo lugar.
Con los Cadillacs no fue así, ellos transmitieron la alegría de estar de vuelta a la gente que tanto los esperábamos. (Mensaje para Bunbury, Cerati y compañía)
Al final el saldo no es tan positivo como hubiera pensado pero me llevo un buenísimo recuerdo, un libro que me regaló el señor Flavio, sus canciones aún resonando en mi cabeza y la esperanza de que ahora no nos hagan esperar otros seis años para verlos.

Para ti que estuviste aunque fuera lejos.

martes, noviembre 04, 2008

Noviembre loco

Siguen las buenas nuevas. Resulta que logré entrevistar largo y tendido a Enrique Bunbury. Debo confesar que no soy fan de sus canciones, es más, la mayoría me parecen parte de los somníferos ideales para esas noches de insomnio. pero más allá de eso debo reconocer que el hombre piensa... y mucho. Fue una plática rica en metáforas que por supuesto, pese a mi código de ética, terminó con la foto del recuerdo.
Pero lo mejor del asunto fue que apenas hace unas horas platiqué con Flavio Cianciarulo, bajista y cerebro creativo de Los Fabulosos Cadillacs. La banda es mi favorita cuando de rock en español se trata así que la oportunidad de platicar con el señor Flavio y que encima al final de la plática me regale uno de los libros que ha escrito así como su último disco como solista me enorgullece. Ni siquiera se me ocurre pensar que lo hace con todos, así que mejor déjenme con la idea de que le gustó la entrevista.
Ha sido una semana movida, Bunbury en concierto, los Auténticos Decadentes con el himno Un osito de peluche de Taiwán, El Potrillo el lunes, en un rato me lanzo a ver a Maroon 5 y mañana haré los honores a los Fabulosos en un concierto que he esperado desde hace muchos años.
Ya les platicaré cómo termino luego de noviembre que amenaza con pasarme la factura a esta edad.